
Saúl “Canelo” Álvarez (63-2-2), con un palmarés que incluye la conquista de cuatro divisiones (superwelter, mediano, supermediano y semicompleto) además de ser campeón indiscutido en peso supermediano, llega a esta cita con una misión clara: reforzar su legado como el mejor boxeador mexicano de todos los tiempos.
“Esta pelea es por el legado, no solo por los cinturones”, declaró recientemente el tapatío en entrevista con medios internacionales.
Enfrente tendrá a Terence “Bud” Crawford, considerado uno de los mejores libra por libra de la última década, invicto y también campeón indiscutido en dos divisiones. El estadounidense subirá dos categorías para medirse al mexicano, un reto que pocos han tomado en la historia reciente del deporte.
“Canelo suele bajar el ritmo después del sexto asalto; ahí es donde Crawford puede marcar diferencia”, advirtió Brian McIntyre, entrenador del peleador de Nebraska.
Para Álvarez, la victoria significaría ratificar su condición de máximo referente del boxeo mexicano y consolidarse como un futuro miembro del Salón de la Fama Internacional. En cambio, una derrota podría abrir grietas en su legado reavivando las críticas. “Si Crawford gana, dañaría gravemente la percepción de Canelo como el mejor de su era”, advirtió el analista y exboxeador Chris Algieri para el portal Boxing News 24.
Con 33 años, 63 peleas profesionales y un nombre ya escrito en letras doradas, Canelo busca añadir el capítulo definitivo a una carrera sin precedentes. La noche del 13 de septiembre no solo se definirá un campeón: también se pondrá en juego el legado de uno de los mejores boxeadores de la historia moderna.
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