No fue un “Martes de Café” tradicional ni mucho menos usual y es que hoy, la familia del boxeo se reunió para rendir un emotivo homenaje a un boxeador fuera de serie, considerado el mejor minimosca de todos los tiempos, por supuesto nos referimos a Humberto “Chiquita” González, un púgil que brilló con gran esplendor en sus años dentro del encordado pero que sin duda alguna conserva su fulgor.
El legendario tricampeón de las 108 libras es y ha sido un icono del boxeo, admirado por todos y fuente de inspiración para quienes sueñan en convertirse en campeones del mundo.
Un hombre que a pesar de su fama y de haber obtenido todo, jamás perdió su humildad, carisma, respeto por el deporte y sobre todo quien siempre ha puesto ante todo a su familia.
Para el presidente del WBC, licenciado Mauricio Sulaimán, Humberto es el orgullo del organismo, una parte fundamental del WBC, quien siempre ha sido leal a los colores verde y oro, que supo esperar pacientemente por casi dos años la oportunidad del título del mundo; un hombre que ama y vive el boxeo, que se engrandeció con cada derrota y se convirtió en el máximo ídolo del boxeo mexicano.
“Chiquita, es mi máximo ídolo, uno de los boxeadores más queridos de mi papá, un hombre ejemplar no solo dentro y fuera del encordado, que conquistó sus sueños, el más importante de ellos formar una hermosa familia” -finalizó-
Visiblemente emocionado, Humberto fue enfático en decir que el WBC ha sido y siempre su casa, que el verde y oro corre por sus venas y que para él siempre ha sido un honor pertenecer a este organismo, donde han estado los mejores campeones del mundo.
Orgulloso de sus logros, nuestro homenajeado fue claro al decir que su mejor victoria es tener una familia unida, quienes han sido su soporte y motor, el mejor equipo de cualquier boxeador puede tener.
Con el buen humor que lo caracteriza, Humberto agradeció este reconocimiento, pues cómo el mismo mencionó es un “abrazo al corazón”.
Con los recuerdos presentes y la alegría de estar juntos el máximo dirigente del organismo, licenciado Mauricio Sulaimán y toda la familia del campeón, incluidos sus nietos más pequeños, entregaron un brazalete verde y oro, para que siempre recuerde el cariño y la admiración que la familia boxística le tiene.
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