Por Beka Romero
La familia es el punto de referencia de los niños. Las relaciones socioafectivas que tengan en función de los conflictos en casa, interacción social o experiencias, servirán de ejemplo para los más pequeños por ejemplo: Aprenden a cómo solucionar un conflicto o cómo reaccionar ante el.
Por consiguiente, la exposición a situaciones de socialización con los padres desde temprana edad, sumada a una crianza respetuosa y una integración familiar, permitirá un mejor desarrollo de dichas habilidades como una mejor comunicación con sus compañeros, respetar al prójimo, ponerse en el lugar del otro, entre otras.
Algunos estudios indican que existen mejores habilidades sociales en los niños cuyos padres presentan niveles altos de apoyo. Es más, se reportan mejores resultados si utilizan diversas estrategias disciplinarias con los menores (Castro y Nelson, 2018) y un ejemplo clave es ser guía y ejemplo.
Un 30.7% de las víctimas de bullying oculta su situación a la familia, de hecho algunos casos se atribuyen a una comunicación nula o escasa entre los miembros y a la falta de atención de los padres hacia los niños.
Pensar en los niños, niñas y adolescentes no solo como víctimas sino también como posibles agresores y posibles testigos, de este modo cuando la familia aborde el tema de acoso escolar tenga las herramientas suficientes para un mejor afrontamiento e intervención.
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