Tuxtla Gutiérrez fue, durante tres días, el corazón del boxeo amateur latinoamericano. Del 19 al 21 de junio, el Torneo Nacional e Internacional “Verde y Oro” 2025, avalado por el WBC Amateur y organizado por SNEBA Chiapas bajo la dirección de Monroy González, sacudió el sur mexicano con más de 200 púgiles de distintas regiones del país y el extranjero, todos con el mismo sueño: colgarse el cinturón y abrirse camino rumbo al Mundial.

Desde el primer campanazo en el Centro Deportivo Roma, se respiró ambiente de campeonato. Participaron boxeadores de 13 municipios chiapanecos, además de delegaciones de Sonora, Veracruz, Jalisco, Zacatecas, CDMX y varios países invitados, entre ellos Argentina y Japón. El torneo no solo fue un festival de boxeo, sino una vitrina para ver a las futuras estrellas del ring.
El hombre clave detrás de todo fue Monroy González. Presidente de SNEBA Chiapas, estuvo al frente de cada detalle: desde la logística del pesaje hasta las ceremonias de premiación. Lo acompañaron autoridades del WBC Amateur y jueces internacionales, en un evento que combinó organización impecable con una atmósfera pasional digna de las grandes noches del boxeo.

Entre los grandes momentos del torneo, se destacó el dominio de la delegación de León, Guanajuato, que se llevó cuatro títulos en distintas categorías, demostrando que la “Casta Guerra” está más viva que nunca. Pero sin dudas, uno de los nombres que se robó todos los reflectores fue el de Fernanda Denisse Monge, sonorense de 18 años que debutaba en una competencia internacional y terminó con el cinturón de campeona en la división élite femenil (51–54 kg), luego de vencer nada menos que a la bicampeona nacional Yolotzin Danae Jiménez.
La historia de Monge es digna de guion cinematográfico: llegó sin saber que el torneo era clasificatorio al Mundial del WBC Amateur. Se enteró recién después de la pelea que su victoria la catapultaba directo al certamen global que se disputará en octubre en Tijuana. “No sabía que era clasificatorio… Qué bueno, porque es una oportunidad más para darme a conocer”, dijo con sonrisa tímida y guantes todavía puestos.

El torneo dejó una impresión fuerte: Chiapas puede ser sede de grandes eventos, el WBC Amateur sigue consolidando su estructura global desde las bases, y hay una camada de jóvenes boxeadores —y especialmente boxeadoras— que viene empujando con fuerza. Lo de Monroy González no fue solo un evento más: fue una declaración de que el boxeo amateur, bien hecho, tiene potencia, proyección y pasión de sobra.
